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¿Cómo no amar nuestro trabajo si a diario nos hace conocer personas y marcas como Fundación Propósita? Ellos son nuestros invitados en nuestro Hall of Fame de este mes, donde te mostraremos la cara humana tras esta noble fundación sin fines de lucro que genera ayudas en cadena. Ellos siempre buscan mejorar la inclusión de personas en condición de discapacidad (PsD) y abrirles sus puertas.

Tener la convicción de querer cambiar el mundo de una persona es admirable e intentarlo con todas aquellas que se encuentran invisibilizadas, ¡lo es aún más! Para nosotros, los héroes sin capa existen y se llaman Fundación Propósita, quienes siempre buscarán las formas de llegar a un mundo equitativo e inclusivo. ¡Conócelos!

El gran paso a la inclusión

YOPPEN - Hall of Fame - Fundación Proposita inclusión equidad

En el año 2021 la terapeuta ocupacional María Ignacia Sáez Agurto creó Fundación Propósita con el fin de acompañar a personas en situación de discapacidad (PsD) a cumplir sus propósitos, desafíos, metas y sueños.

Fue por esta razón que durante la crisis sanitaria logró finalmente surgir la Fundación Propósita, situación que los favoreció gracias a la conectividad digital que se generó. Este hecho los ayudó a involucrar a personas de todo el territorio nacional, no solo a la región metropolitana

Esta preciosa organización sin fines de lucro se sustenta en el trabajo colaborativo y multidisciplinario, convocando a profesionales de diferentes áreas para siempre lograr cumplir los desafíos y propósitos de las personas en situación de discapacidad. Para ellos, colaborar entre distintos profesionales, cuidadores y personas que quieran ayudar es uno de sus pilares fundamentales, pues solo de esta manera se logran derribar barreras.

Se llaman Propósita, pues se transforman en un verbo, en una acción y en un hacer creativo y colaborativo. Además, el propósito nos recuerda una determinación firme en el futuro, ya que ellos tienen una gran convicción de lograr la inclusión de todas las personas. Esta organización sin fines de lucro se encarga de visibilizar, educar y diseñar una sociedad inclusiva. Hoy el equipo ha crecido bastante y esperan continuar haciéndolo con la misma motivación del primer día. 

YOPPEN: ¿Cómo nace la idea de Fundación Propósita? ¿Y por qué decidieron colocarle este nombre a la fundación?

MARÍA IGNACIA: La idea nace de hace hartos años. Yo soy de profesión terapeuta ocupacional, y trabajé muchos años en rehabilitación en el ámbito más público, en un hospital. Desde ahí ví muchas necesidades que no eran cubiertas por el Estado, no dan. Entonces ahí surge la idea, buscando diferentes formas de garantizar y entregar el máximo que nosotros pudiésemos a las personas en situación de discapacidad. 

Voy a hablar siempre de personas en situación de discapacidad porque creo que es importante aclarar. Este es el concepto que debe ser usado, es un poco largo, pero así. Porque finalmente pone a la persona como eje principal, ¿no cierto? No se habla de discapacitados, porque se pone por sobre la persona y es una situación, ¿ya? Esta situación está bajo un contexto, que generalmente es el contexto el que provoca la discapacidad más que la condición específica de salud de alguna persona. 

Bueno y desde ese lugar fuí observando diferentes problemas y desde ahí genere un startup. En este startup veía que, obviamente, era muy bonito lo que hacíamos y todo el mundo nos decía: “¡qué bonito! ¡qué bonito!”. Pero, poder financiar los proyectos, que eran de alto costo, era muy difícil.

Las personas en general que están en situación de discapacidad… Si no son pobres, se van a empobrecer de todas maneras por esta condición, y no solo ellos, sino que todo su contexto y su familia. Porque tienen que dejar de trabajar o acceden a trabajos con sueldos inferiores y, generalmente, hay una persona que se dedica al cuidado de esta persona (en situación de discapacidad)… obviamente se van empobreciendo. 

Entonces, para mí era importante poder llegar a todas las personas que lo necesitarán. Para eso, ¿qué mejor que realizar o poder ayudar desde esta fundación? Entonces, ahí nace la fundación, en el fondo como apoyo a esta startup. Para poder buscar formas de financiamiento para que las personas pudiesen acceder a estas ayudas y a estos proyectos que nosotros hacemos.   

M: ¿Por qué Propósita? Fue un largo trabajo, fue súper difícil llegar a él… Después de mucho tiempo, pudimos consensuar el nombre. Creo que, finalmente, lo que nosotros hacemos es ayudar y acompañar a que las personas encuentren o logren su propósito, más que el sueño. El sueño nos parecía esta cosa media idílica, media irreal. 

No queríamos que fuesen princesas Disney, ni que quisieran llegar a la luna u a otro planeta, o tener un superpoder, sino que cosas bien concretas. Como: me amputaron una mano y yo quiero tocar violín; quiero ir a regar mis rosas, que las planté y las quiero cuidar desde siempre, pero no puedo porque estoy en silla de ruedas. Y así muchas cosas que ocurren y que parecen muy lejanas, muy difíciles de cumplir y que nosotros podemos hacer.  

¿Y por qué Propósita en femenino? Porque creemos que es importante destacar desde ese lugar también. Entendiendo lo femenino como una mirada más bien sensible, amorosa, democrática, poco jerárquica… Por ahí va lo femenino de nuestra organización también.  

Y: ¡Súper importante! Y junto con este inicio en el startup y la búsqueda de financiamiento, ¿Quiénes fueron las personas que están detrás de la fundación desde el comienzo? ¿Alguna mención en especial?

M: Sí. También fue complejo armar el equipo, porque es complejo de explicar también, por lo profundo que es nuestra labor. Desde siempre nos estuvo siguiendo, desde mi trabajo en el hospital, Felipe Cabezas, quien es el director comercial de la fundación.

Hay diseñadores industriales que para mí son muy muy importantes, que trabajan con nosotros. Ellos hacen los desarrollos de productos más complejos, que están hechos a la medida para las personas que están en situación de discapacidad. Carolina, que es terapeuta ocupacional y colega mía, que también creyó en el proyecto.

Y así muchas otras personas que han estado apoyando en diversas formas. Dependiendo del proyecto, es como se van sumando. 

Y: Entonces, ¿las personas van apoyando y cambiando dependiendo de la orientación del proyecto?

M: ¡Claro! Porque, como te ponía de ejemplo, si una persona quisiera tocar violín, probablemente vamos a necesitar un experto en el área y para eso tiene que ser un músico, ¿cierto? Un profesor de violín que sepa cuáles son los movimientos exactos o cuáles son los requerimientos específicos para esa persona. Versus otra persona que quiera hacer surf, ¿te fijas que ahí podemos trabajar con un entrenador de surf? 

Siempre está eso sí es parte del equipo el diseñador industrial, el que va a tomar todas estas cosas y va a generar estos procesos; o desarrollo de producto en conjunto con nosotros que tenemos esta metodología que viene a levantar la necesidad de la persona. 

Y: ¿Cómo ha cambiado la fundación desde que comenzó? Imaginamos que han cambiado los procesos creativos y las metodologías.

M: Al inicio… Bueno, yo vengo de un área clínica, ¿cierto? Donde mi acercamiento a la administración o cómo nace una fundación no tenía idea. Entonces, los primeros meses estuve súper centrada en ello. En estructurar las bases de esta fundación junto con Felipe, que estuvimos armando los estatutos, haciendo todos los trámites. Entonces, fue bien administrativa la primera parte. 

Luego de eso fuimos cambiando, obviamente, van surgiendo diferentes cosas, diferentes ideas, hasta que al final ya llegamos a nuestras tres áreas de desarrollo. Obviamente, estamos súper disponibles a seguir ampliándonos, dependiendo de cuáles sean las necesidades o las cosas que vayan surgiendo, porque somos una fundación súper nueva, vamos a cumplir recién un año. Entonces, en este viaje, que ahora estamos súper disponibles a que esto vaya modificándose en la medida que se vaya requiriendo. En el fondo, muy orgánicamente. 

Y: Entonces, va evolucionando.

M: ¡Sí! Las metodologías, ¡claro! Nosotros siempre trabajamos con una metodología que se ha ido estructurando, ha ido tomando cada vez más forma. Se ha ido nutriendo también de otras metodologías, así que en eso también hemos estado. La idea es poder validarla después y ser nuestra propia metodología Propósita. 

Y: Entonces, ¿aún están encontrando el método para llegar a lo más complejo?

M: ¡Lo más complejo es la búsqueda de financiamiento! De todas maneras. Y tiene que ver con que estamos a años luz en Chile con esto de la fundación y donaciones. En general, no es parte de la idiosincrasia de nosotros. O sea, nosotros quizás donemos $100 o lo que tengamos en la calle en algunas campañas, pero no es parte de nuestros hábitos. Y tampoco nuestra legislación permite tener ciertos hábitos en relación con las donaciones.

En Europa, por ejemplo, uno puede hacer donaciones y dirigir nuestros impuestos a nuestros propios focos. Entonces, por ejemplo, si yo quiero “salvar los osos pandas”, parte de mis impuestos que tengo que pagar voy a dirigirlos hacia allá. Entonces, sería muy distintos. Acá los impuestos se pagan para el Estado y ahí verán cómo se distribuye. 

Y: Imaginamos que es una búsqueda de financiamiento constante.

M: No solo la búsqueda… Porque finalmente esta búsqueda tiene que ver con cómo sostener a la fundación como tener más equipo… Es complejo, ¡pero ahí estamos! Estamos aprendiendo todo y buscando la mejor fórmula para que se sostenga en el tiempo. 

Ahí cobra mucha importancia el trabajo colaborativo, como diferentes profesiones. Yo desde la terapia ocupacional no sé de lo administrativo o cómo poder sostener una fundación. Entonces en esa área, hay muchos profesionales que están capacitados para ello y asesorándonos para que busquemos esta alternativa que nos permita sostenernos.

Y: ¿Hay algún logro o algún caso que les gustaría compartirnos?

M: ¡Qué difícil! En particular, no me gusta mucho personificar, porque creo que cada proceso es súper personal, pero el poder acompañar a diferentes personas es muy importante. Como te decía, te daba un ejemplo muy simple: una persona que quiere ponerse de pie para poder mirarse al espejo en cuerpo completo, para ver cómo le queda su ropa y poder ayudarla a cumplir ese “sueño” o propósito, es lo que nos importa.

Recuerdo un pequeñito que tenía una lesión compleja en la cabeza y necesitaba un protector de cráneo para poder andar seguro. Él era un fanáticos del Basketball y después de que nosotros pudimos hacer este protector, él pudo jugarlo e ir al colegio de forma segura, y así muchas otras cosas. Lo más bonito es que más allá del cambio a esa persona en particular es todo lo que genera a su alrededor también. 

No es solo él feliz, son sus papás, hermanos, sus profesores, sus compañeros y así… Esto va generando mucha felicidad y son cosas que uno no alcanza ni a ver. Esto sigue, en el fondo, avanzando, es como una gotita de agua que cae y se empieza a generar esta onda expansiva que es casi infinita de los lindos resultados que genera la fundación. 

¡Eso para mí es impagable! Hacer feliz a una persona. Sobre todo a quienes están invisibilizados, no es algo que se converse  ni que uno sepa cómo relacionarse con ello. En general ellos están más escondidos socialmente.

Y: Además, nos imaginamos que ustedes no siempre los convocan los mismos casos…

M: Sí, siempre son distintos. Cada uno de los proyectos es una persona, porque está hecho a medida. Podemos tener dos personas que tengan la misma condición de salud y que quieran cosas absolutamente distintas. Entonces, el desarrollo del producto o el proceso completo que vayamos a hacer tiene que ver con la necesidad de esa persona, no de la condición de salud.

Igual trabajamos en otras áreas, como las asesorías, educación también hemos hecho algunas cosas… Como para ir expandiendo un poco la metodología y que otros profesionales o personas que trabajan con cercanos a la discapacidad puedan utilizar esta mirada en sus propias intervenciones o acompañamientos.

Pero finalmente la idea es que sea hecho a medida, porque somos todos distintos.

Y: En el aspecto de la educación, ¿buscan llegar a profesionales o a personas generales?

M: Depende… Hemos hecho cosas más específicas para profesionales que trabajen con la discapacidad, que estén cercanos a ellos. Entonces, es súper diverso, como de salud, educación, de carreras más sociales. 

Y también nos ha tocado trabajar con cuidadores formales e informales, como lo viven a diario, saben perfectamente cuáles son las necesidades específicas, donde ellos ya trataron de hacer algo o inventaron alguna cosa. Quizás no bien prototípica, pero inventaron algo que le ayudó a esa persona, lo tienen muy a flor de piel. Con ellos también hemos trabajado y ha sido muy bonito.

Es súper importante tomarlos en cuenta porque ellos son los que más saben, incluso más que los mismos especialistas y doctores. Son ellos, porque son los especialistas de su vida. Por mucho que uno pueda ofrecer una silla espectacular, robótica y todo lo que quieras agregarle de tecnología, si esa silla está en una zona rural, donde no se puede sacar de la pieza, porque se va a pinchar y no va a servir, ellos son los primeros en decirte que no servirá. Son factores súper importantes a considerar.

Y: ¿Cómo han impactado en la Fundación Proposita los cambios sociales de los últimos años?

M: La fundación nace en este período crítico, bueno, nació cuando tenía que nacer. Estábamos en plena pandemia. Quizás no fue el 2020, que fue más crítico que el 2021, pero creo que hay aspectos positivos. Pudimos trabajar desde diferentes regiones porque empezamos a usar el trabajo más online, ¿cierto? 

Antes todo era súper presencial, ahora nos permitió llegar más allá. Tuvimos un proyecto en La Serena, otro en Puerto Montt y todo sincrónico, pero virtual. Creo que eso fue súper importante, poder ir haciendo equipo y llegar más lejos que, para mí, era muy importante. 

Y claro, las complicaciones de lo que implica una pandemia. Obviamente los recursos se dirigirán a lo prioritario, lo urgente en ese momento era lo que tuviese que ver con el COVID, veníamos del estallido social también… Entonces, hubo una crisis súper importante desde lo económico. Los fondos que había también para postular para organizaciones sin fines de lucro todos se fueron destinados a estos ámbitos. 

Entonces, claro que fue complejo. Pero como veníamos naciendo, nos pudimos adaptar rápidamente, porque era lo que conocíamos.

Y: Súper importante, pero qué bueno que pudieron conectar con otras regiones.

M: Para mí era súper importante y seguir haciéndolo. No quedarme en la región metropolitana o más central, porque sé que hay muchas necesidades. Y mientras más lejana o extrema la zona, obviamente tienen muchas menos posibilidades de acceder a lo que fuese. 

Incluso en cosas súper básicas, como a ciertos alimentos, a poder desplazarse de un punto a otro por condiciones climáticas. Imagina una persona que tiene una discapacidad, es muchísimo más difícil. Entonces, poder llegar ahí creo que para mí es importante también. Así que es uno de los objetivos para seguir creciendo. 

Y: ¿Hay alguna curiosidad de Fundación Proposita que puedan compartirnos? ¿o alguna anécdota?

M: Bueno, creo que te conté sobre el logo, que fue también como encontrar el nombre, cosa de meses. ¡Qué difícil tomar esas decisiones! Y con el logo también, lo mismo. Es que además a mí me gusta mucho la estética y el diseño, entonces son cosas que una se queda pegada, que para los hombres a veces era como “da lo mismo el color o las formas”. Pero yo quería que quedara perfecto.

Y el logo tiene que ver con esta búsqueda de esta onda expansiva que genera un hecho en concreto que va a ayudar a una persona y cómo eso va generando efectos en los demás y en las comunidades. Pero también tiene que ver con el trabajo colaborativo, que son los pilares fundamentales para nosotros.

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También como las apachetas, que son estas construcciones de piedra que se van poniendo una sobre la otra y que se hacen en el desierto o cualquier lugar. La idea es ir construyendo y generando este equilibrio, son piedras todas distintas pero en posiciones muy específicas permiten que esto siga creciendo hacia arriba. 

Por eso si uno mira el logo es como una mirada desde arriba, no se ve el volumen, pero es entre una apacheta y una onda expansiva del agua. Y creo que logra proyectar nuestra identidad. Todas las formas son distintas como los seres humanos y la idea es ir destacando estos conceptos que para nosotros son súper importantes. 

Una persona con discapacidad es distinta a la otra como yo lo soy de otros. ¡Somos todos distintos y esto es un tremendo valor! En conjunto podemos ir armando cosas maravillosas pero hay que ponerse en esa disposición. 

Y: ¿Cómo ha sido su experiencia junto a YOPPEN?

M: Desde un inicio ha sido muy grato. Felipe, el director comercial, venía trabajando en otros proyectos con Ny y ella no dudó un segundo en querer trabajar con nosotros, ¡súper organizado todo! Muy fluido y muy orgánico.

Creo que pudieron entendernos, sobre todo yo con todos mis ideas más complejas ¿cierto? Pudieron rescatar todas las cosas que para nuestra organización eran importantes de poner en nuestra casa, que iba a ser nuestra página web. No tenemos un espacio físico en este momento, estamos trabajando online y nos vamos moviendo a los lugares donde estamos haciendo los proyectos.

Entonces, la página web es nuestra casa, ¡no era algo menor! Era muy importante que pudiese recoger todo lo que somos y en este trabajo en estos meses fue absolutamente fluido, orgánico, amoroso. Alexandra siempre estuvo súper disponible a cada una de nuestras correcciones que hicimos. 

Así que estoy absolutamente agradecida y son parte de esta organización. De las cosas que vamos generando como que las personas vayan accediendo a estas historias y lo que nosotros vamos haciendo es gracias a YOPPEN. Así que son parte y ustedes nos están ayudando a ser visible esta necesidad que es tan importante, qué nos reconozcamos unos a otros con nuestras diferencias y que podamos convivir en un espacio mutuo. ¡Así que súper agradecida!

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